Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

viernes, junio 12, 2009

El corazóoon que a Triana vaaaa, nunca volveráaaa...

...Sevillaaaa!

...Que decía una canción de Miguel Bosé.

Acabo de volver del "Viaje de Estudios '09" a dicha ciudad. Y le voy a dedicar un post, sí señor. No a Sevilla, con sus 46ºC que nos han machacado el alma, el cuerpo y que me hicieron sopesar claramente las diferentes modalidades de suicidio en un barco turístico por el Guadalquivir. No. A mis niños. Que sí, que son míos :_)

Ellos no me leen por aquí (a Diox gracias) y, por ende, ni se enteran de la misa a la media, ya sea porque no es la edad o porque esas cosas nunca llegan a saberse. Lo cierto es que los quiero muchísimo y este viaje me ha hecho darme cuenta de lo duro que es ser maestra cuando le coges cariño a tus alumnos con tanta facilidad.

Eres maestra y, al igual que ocurre con la familia, no puedes elegir a tus alumnos ni ellos a ti. Tienes que conocerlos, apoyarlos, motivarlos, echarles un cable si se tercia, hacer que sientan que son personas que merecen la pena, educarles, darles el cariño que les falta o no (que el cariño nunca sobra)... Te sientes (o me siento) madre/hermana/amiga de cada uno de ellos, con sus defectos y virtudes, les perdonas los comentarios que no deberían hacer (aunque das aviso de que por ahí, no), te preocupas si los ves más tristes o apagados de lo normal, los felicitas por sus logros, vas de viaje con ellos, organizas las cosas (o no, como ha sido mi caso, que me he limitado a comprar los billetes de tren y poco más), te preocupas no simplemente de saber que están ahí y no se han despistado, sino de que estén bien, contentos en la medida de lo posible, de que ninguno se sienta desplazado, de que sepan que pueden contar contigo si ocurre algo o si no ocurre nada.
Pocos derechos son tuyos: ni eres madre ni eres amiga ni eres hermana, ni nadie realmente importante (al menos de forma consciente para ellos). Cuando termine el curso, cada uno se marchará por su lado: ellos al instituto; yo, la Administración sabe a dónde. No sabrán que muchos de nosotros nos preocupamos, de que les queremos y de que, en realidad, no queremos nada a cambio. O quizás sí: que el día de mañana sean mejores personas y que sirva de algo las cosas buenas que hemos intentado inculcarles y enseñarles. Y tú aprendes de ellos, con ellos y sobre ellos. Y deseas, quizás más de lo que debieras, que fueran hijos tuyos.

Os quiero mucho, pimpollos (a mis niños de 2º de ESO y a todos en general). Siempre estaré ahí para mandaros "mil millones de ejercicios", para enseñaros lo que significa defenestrar y procrastrinar y torturaros con canciones en inglés :)

Gracias por dos cursos de buenas y malas experiencias. :*

PD: Espero que esto sea un post pre-menstrual u ovulatorio, porque me estoy empezando a poner penosa con la idea de finalizar el curso...

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