Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

domingo, febrero 03, 2013

Hasta que volvamos a vernos.

Hoy hace una semana del fallecimiento de mi tío y padrino. Tenía 66 años y un linfoma que lo ha arrancado de nuestro lado demasiado pronto. Se cuidaba más que toda la familia junta: largas caminatas, alimentación sana y amor por el prójimo y los suyos. Ni siquiera aparentaba la edad que tenía, con su aire bohemio, el cabello lo bastante largo (antes de que la quimio empezara a hacer estragos) como para poder hacerse una pequeña coleta, un colgante de cuero estilo hippy...

No soy capaz de escribir nada especial ni elegante para despedirme de mi tío desde aquí. Llevo pensando en él todos los días desde entonces. Rezo todo lo que me enseñaron de pequeña con la esperanza de que sirva de algo para él, esté donde esté. Era muy creyente mi padrino. Creyente de los de verdad: no se daba golpes en el pecho ni se intentaba colgar medallas en nombre de la religión. Demostraba a diario con sus actos los principios del Dios en el que creía: tomaba parte muy activa en la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía desde su fundación, acogía en su casa y en sus brazos a personas a las que mucha gente no le hubiera prestado atención, y fue un maestro excepcional.

Si hay cosas que me entristecen, el no haber conocido mejor a mi padrino es una de ellas: vivía en un pueblo a las afueras de Jerez y nos veíamos una o dos veces al año. La última, el 1 de enero. Estaba grave, pero no tan mal como para dejarnos. Aunque en el fondo supiéramos que no había marcha atrás, yo seguía esperando un cambio de rumbo de las cosas. No se merecía morir, ni así ni tan joven. Él no. ¿Dónde está la justicia divina de la que tanto hablan? ¿Es una engañifa con la que nos entretienen hasta que pasamos "a mejor vida"?

En la habitación del hospital, hablamos de política, de la crisis, de la situación en Francia (mi hermana y mi cuñado, que viven allí, estaban también),...Sonreímos cuando mencionó que recordaba cosas del francés que había estudiado, y también cuando se despidió de nosotros con un "Au revoir et a bientôt". Fue la última vez que lo vi.

Tu ejemplo me acompañará siempre. Me esforzaré por ser mejor persona y por implicarme más con todo el mundo a otros niveles. "Hasta que volvamos a vernos".

Te quiere,
tu ahijada.

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—¡Duerme en paz!—dicen los buenos.
—¡Adiós!—dicen los demás.
Un filósofo. ¡Uno menos!
Un poeta. ¡Un ángel más!


La opinión. (Ramón de Campoamor).