Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

miércoles, septiembre 07, 2011

El ser humano.



Veía hace unos días "El origen del planeta de los simios" removiéndome en mi butaca, yendo un paso más allá y reflexionando sobre la experimentación en animales más allá de lo que hace el ciudadano medio.

Pensé, de repente, en qué egoístas somos los seres humanos: nunca hacemos nada por el planeta Tierra de verdad.

Lo hacemos para sobrevivir. Buscamos fuentes alternativas de energía porque sabemos que algún día las demás se agotarán, y entonces seremos débiles e indefensos. Comerciamos con huevos de gallinas criadas en libertad, no porque sea mejor para las gallinas, sino porque sabemos que se venden. Plantamos bosques, no para causar un menor impacto en el ecosistema, sino porque en el futuro volveremos a necesitar nuevos árboles que cortar.

Y así, una lista interminable de acciones que no van enfocadas al bienestar del planeta o de los demás habitantes, sino de nosotros mismos.

Es cierto que somos seres humanos y que lo normal es que nos preocupe nuestra especie y nuestros semejantes, pero de verdad creo que el tan extendido antropocentrismo no es sino perjudicial para la vida en la Tierra. Ponemos a nuestro servicio animales, plantas y recursos y hacemos con ellos lo que nos place. No pensamos en el coste, no pensamos en el sufrimiento, no pensamos en la ética, ni en el valor de esas vidas.

Me cansan los comentarios de las personas que cambian de canal cuando hay un documental de leones atrapando a sus presas: ¿Eso es salvaje y brutal, y el comprar un filete y comérselo no lo es? Entre otras cosas, el león no es consciente de que hay otras opciones. Y al menos él ha realizado el esfuerzo de luchar para conseguir su cena.

En fin...

Ojalá llegue el día en que dejemos de mirarnos un poco el ombligo y miremos a los demás seres de cuya existencia nos apropiamos indebidamente.