Una de granadas :)

El día que fuia comprar el pimiento compré otras cosas más, entre ellas unas cuantas granadas. Hace unos años no me gustaban, y ahora no hay vez que no pase por la frutería y compre algunas. Para muestra, un botón:


Y diréis, "esta mujer no tiene nada mejor que hacer que sacarle una foto a una granada normal y corriente, de las que podemos encontrar en el súper". Pero no es así :)

Justo un día después, este jueves, se celebró en el colegio la fiesta del otoño. Mi escasa experiencia laboral se reduce a lugares fuera de la comunidad autónoma y a un colegio de la capital en el que no se celebraba nada del día éste, pero en el idílico y bucólico (qué bonitas son las palabras esdrújulas) pueblo en el que trabajo sí.
Esta fiesta consiste básicamente en adornar el cole con motivos otoñales: hojas secas, árboles marrones recortados en papel continuo marrón,...y en dar un desayuno para los niños a base de alimentos de la temporada. Así se cubrieron las mesas de castañas, mandarinas, chirimoyas, manzanas, uvas, nueces, almendras, plátanos, nueces, granadas...Sí, granadas :D Entonces fue cuando las vi, allí metidas en una bolsa...Las dos granadas más grandes del mundo mundial. Abandonadas, escondidas, esperándome :P Ni que decir tiene que sobró comida por todos lados y que pregunté si había algún problema en que me quedara con las granadas (ejem, creo que las almedras se habían acabado, jum, si no, me las llevo :P). Y a casa me las traje.


Creo que la diferencia de tamaño salta a la vista :P Y creo que también os imagináis cuál ha caído primero (en dos tandas y para susto de mi estómago, que ha dicho que ya está bien por un tiempo).

El tema de las granadas me recuerda a una historia de la mitología griega que nos contó la profe de Religión Griega Arcaica y Clásica, en aquel tiempo en el que se me ocurrió coger esta asignatura como libre configuración en la facul :)
Os la pego aquí: "Se dice que Hades (el dios del Inframundo) raptó a Perséfone, cuando un día estaba cogiendo flores inocentemente con algunas ninfas (y Atenea y Artemisa, según el himno homérico, o Leucipe, o algunas Oceánides) en un campo en Enna cuando Hades apareció, emergiendo de una grieta del suelo. Las ninfas fueron transformadas en las Sirenas por no haber intervenido. La tristeza de Deméter (madre de Perséfone y diosa de la Tierra) provocó que la vida quedara paralizada (otoño e invierno) mientras la buscaba por todas partes. Helios, el sol, que todo lo ve, terminó por contarle lo que había pasado.

Finalmente, Zeus no pudo aguantar más la agonía de la tierra y obligó a Hades a devolver a Perséfone, enviando a Hermes para rescatarla. La única condición que se puso para liberar a Perséfone fue que no probase bocado en todo el trayecto, pero Hades la engañó para que comiese seis semillas de granada, que la obligaban a volver seis meses cada año (Primavera y Verano) , uno por cada semilla. En algunas versiones, Ascalafo contaba a los demás dioses que Perséfone se había comido voluntariamente las semillas de granada. Cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación. Pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía a los infiernos, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril".

(Perséfone, del pintor pre-rafaelita Rosetti)

(Perséfone con granada)