Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

viernes, mayo 28, 2010

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"Tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más".
(Rosana - Llegaremos a tiempo)

Hoy ha sido un día muy raro. Está visto que mayo tampoco está siendo un mes del todo propicio, pero no voy a decir nada, no vaya a ser que junio venga de malas también.

Toda la jornada ha estado empañada por la misma noticia y sólo quiero irme a dormir ya.

Una ex-pareja de mi hermana ha decidido que ya no podía más. A sus 39 años de vida luchando contra diferentes frentes y mareas ha tomado la decisión de detener su camino. No sé hasta qué punto se podría haber evitado, o en qué momento de su vida alguien pudiera haber hecho algo (tuvo una infancia muy dura, y, sin tener referencias concretas, suelo pensar en esto cuando trato con mis alumnos). Un gesto. Una llamada. Una sonrisa. Un "cuenta conmigo". A veces todo esto marca una pequeña diferencia, invisible para nosotros, pero crucial para la vida de la otra persona.

Es cierto que, en algunos momentos, a más de uno se nos ha cruzado la misma idea por la mente. La diferencia está en sopesar y dar el paso o seguir aguantando el tirón, con la esperanza de que todo mejore. Confieso que siempre lo he visto desde el punto de vista del que se suicida y no del que se queda atrás. Hoy he podido percibirlo desde esa óptica. No es agradable. Te hace pensar cómo de sola y desesperada debía sentirse esa persona. Tal vez pensó que su muerte tendría más sentido que su vida.

Sólo quiero deciros que no dejéis para mañana el llamar a ese amigo con el que hace tanto que no habláis, el darle un beso a alguien, el decir "te quiero" o "me importas" o "te valoro mucho", o un abrazo, una caricia, una sonrisa...Nunca sabéis a quién le estáis salvando la vida.

Os quiero.


1 comentario:

Alina Caravaca dijo...

Me alegra que Marisa estuviera contigo ayer Virgi. Realmente me quedé más trankila. La vida puede ser dura en ocasiones, pero siempre hay cosas por las que merece la pena vivir. Y tu hermana es una de ellas sin duda. Un besito. Ali