Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

domingo, julio 16, 2006

Ellas

Son las 5 menos diez de la madrugada. Vale, esta noche he llegado a casa a las 2, así que tampoco tiene tanto mérito que esté despierta. La cosa es que me acosté a las 3 y media y no podía dormirme por el calor.
Hasta ahí, todo normal. Lo único que pasa es que, por lo general, me pongo bastante paranoica con los sonidos sin identificar que oigo y esta noche me ha parecido oír algo. Como en mi cuarto tengo algunas bolsas, localicé una que daba con la cama, para ver si había sido yo la que había provocado el sonido: era parecido, pero no exactamente igual. Así que el chip de autodefensa que llevamos en los genes durante milenios saltó y yo de la cama con él. Tuve el tiempo justo para coger un vestido y "ponerme a salvo" en el quicio de la puerta de mi cuarto: una cucaracha se posó alegremente en el cabecero de mi cama. Grito de pavor, escalofríos y una idea en la mente: deshacerme de ella.

Aprovecho para hacer un paréntesis para aclarar que no me gusta matar bichos. Las cucarachas son una excepción, pero ni siquiera las puedo matar directamente.

"Correr, correr y buscar el spray". Así que corrí hasta la cocina, abrí la puerta del cuarto y la ví correteando hacia la puerta donde estaba yo O_o Pavor, horror, fssssssssssssssssssssssssssssss. Cerré la puerta de golpe y más fsssssssssssssssssssssssss por los bordes, por arriba, por abajo, fssssssssssssss.

¿Y ahora qué? ¿Cómo sé si está muerta? No, no voy a entrar ahí, vaya a ser que esté viva y...(se me abalance y me convierta en un no se qué, se me suba a la cara y se me pasee, se me meta por la boca y muera asfixiada...No, en realidad no pensé nada de eso. Es un miedo irracional).
Así que abro la puerta del cuarto de mi hermana que dormitaba cual marmota..."Nena...qué pasa..." . Mi hermana es de esas personas a las que les da lo mismo cargarse una cucaracha que una chinche verde. Para mí es digno de envidia, aunque esté mal decirlo. Ella ha evolucionado y se enfrenta al peligro con entereza, no como yo, que corro lo nunca visto huyendo del "peligro". Así que se me queda mirando y me dice: "Pues mátala". Y yo...erm...Mientras le recordaba -que no creo que se le hubiera olvidado; simplemente estaba dormida- mi relación con estos insectos, oyó un ruído que anunciaba un visitante en su cuarto: otra más. Le ofrecí el spray, pero cogió su maza de malabares y se dedicó a la busca y captura del terrorífico invasor. En ello estaba cuando mi padre comienza a subir las escaleras y se me queda mirando:
"¿Qué haces levantada?¿Estás mala?"
"Erm...papá, si estuviera mala, estaría acostada. Es que hay dos cucarachas."
"Ah, pues mátalas".
Llegados a este punto, yo supuse que a mi familia le había dado algo raro, porque el que me digan que me cargue una cucaracha es como si le dicen al Papa que regale cajitas de preservativos. Claro, les pilla durmiendo, pues no razonan...

Mi hermana sigue a lo suyo, pegando mazazos a diestro y siniestro sin atinar. Me pide el spray y yo con cara de miedo mirando la puerta cerrada de mi cuarto, no fuera a ver unas antenas saliendo por debajo y no tuviera con qué defenderme y atacar.
Sube mi padre más despierto (imagino que por el sonido de la maza) y ayuda a mi hermana a localizar y derribar el objetivo nº1. Primera misión cumplida. Mi hermana quería abortar la segunda porque estaba segura de que MI cucaracha se había metido en su cuarto cuando yo entré. Imposible. La puerta estaba cerrada y el spray echado: no había posibilidad alguna de que fuera la misma. Ella, convencidísima, entra en mi cuarto...y allí estaba mi feroz enemigo, K.O., detrás de la puerta. Se retiran los cadáveres y se procede a disolver a la tropa. Pero yo, como me pasa en estas ocasiones, soy incapaz de volver a mi habitación a dormir. Estaría pendiente de cualquier sonido, cualquier movimiento extraño.
Ahora, como cada año que aparecen, me planteo lo mismo: irme a vivir al Polo. Me da igual a cuál, mientras no haya cucarachas.

Un dato: esta tarde habían encontrado una en el salón; y ayer, otra no sé bien dónde. Es una invasión, ¡¡y yo no estoy preparada para esto!!

Seguramente os lo habréis tomado con cierto humor, más o menos como yo ahora, mientras lo escribo, pero para mí supone no dormir, además de acelerarme las pulsaciones más de lo normal.

Mientras leéis esto (son ya las 5.30am), yo estaré dormitando en pleno día lo que debiera haber dormido esta noche. Y ahora me despido, con el spray y la maza bien cerquita, por lo que pueda pasar.

Besos

PD: Pido...uf...dejar de tener este miedo atroz a los insectos en general, y a las cucarachas en particular.

1 comentario:

o s a k a dijo...

quizás te ayude saber que las cucarachas NUNCA se acercan a los seres vivos

y tú pareces estar muy viva!!

ánimo y bienvenida al ejército de insectofobos!

al