Todo hay que decirlo: no iba yo muy predispuesta a pasarlo bien como el año pasado; no me preguntéis por qué.
La verdad es que estaba todo bastante bien organizado: los talleres, charlas, exposiciones...Un "buen rollito" es lo que se vivió durante 3 días y noches. Puestos con diversidad de comidas (y bastantes opciones para vegetarianos :)), y artesanía en cada esquina.
Pero como vine con las narices tocadas y todo el monte no es orégano, diré que me parece increíble que el horario de las duchas fuera limitado, que no pusieran un toldo en el Paseo de los Álamos y, sobre todo, que no se respetaran las indicaciones de molestar lo menos posible a partir de la 1 de la madrugada.
Haré un ligero paréntesis (sí, id ahora a comprar chocolatinas :p) para explayarme a gusto y poner de vuelta y media al nutrido número de asistentes que tenían sólo una neurona y un sentido de la solidaridad de menos 200 puntos.
La gente es "guay" para fumarse porritos, compartir drogas varias, beber, fornicar y cualquier acto hedonista; para eso sí son todos estupendos. Ahora, para tener dos dedos de frente y no coger un megáfono (¡¡¡un megáfono, señores!!!) a las 5 de la mañana y ponerse a hacer el indio a grito pelado en mitad de la zona de acampada, para eso no sirven. Tampoco sirven para tener un mínimo de empatía con el resto del mundo, cuando a las 4.30 se ponen a tocar la guitarra y a decir gilipolleces, estando rodeados de tiendas en las que duermen otras personas. No, tampoco sirven. Mi cabreo alcanzaba límites insospechados a las 4.30 de la mañana del domingo, una hora y media después de acostarme. La mala leche que me provocaba esta gentuza (porque no tienen otro nombre), se cebaba en mis pulsaciones, hasta que un microsegundo de silencio, chisté (por decirlo de alguna manera) con la esperanza de que se dieran cuenta de que había otras personas intentando dormir. Respuesta de la niñata postadolescente descerebrada de turno: "No ve la genteeeeeeeeeeeeeeeeee, si quieren dormir que se fumen un porroooooooooo". Yo me callé, porque no soy dada a meterme en peleas que no llevan a ninguna parte, pero me dieron ganas de sacar la cabeza de la tienda y decirle algo así como (no sigan leyendo si no les gusta el vocabulario malsonante): "Mira, niñata, el porro te lo puedes meter tú por el culo". Pero me callé. Y me callé y hasta me dio pena saber la cantidad de jóvenes que hay por ahí haciendo el gilipollas con las drogas, sin personalidad, y, lo más importante, sin capacidad para distinguir una cosa de otra.
Esta querida vecina, no contenta con dar por culo con lo del porro, en otro momento en el que sus compañeros dejaron de tocar y parecieron dormirse, se puso a llamar a un tal Dani. Me volví a callar las ganas de decirle (tápense lo ojos de nuevo): "Eso, a ver si viene Dani ya, te mete la p*** en la boca y te callas". Supongo que vino, porque al rato se hizo el silencio y yo pude volver a dormir.
El paréntesis no ha sido tan breve como esperaba y perdonadme si me he salido un poco de mi línea, pero es que me toca muchísimo las narices que me despierten de esa manera, sin motivos, y encima, para oír estupideces.
Lo mejor del Etnosur, para mí: la comida y el taller de danza brasileña ^_^ Bueno, y que el puestecillo de camisetas que montamos una amiga de mi hermana y yo tuvo más éxito del esperado.
El año que viene, quién sabe...Lo que tengo claro es que no pienso volver a acampar. Mi época de aguantar imbéciles hace tiempo que pasó.
1 comentario:
genial...
Ig.
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