Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

jueves, abril 26, 2012

Frustración por doquier.

En los últimos años he venido acumulando una serie de pensamientos sobre mi forma de ver la relación que tiene el ser humano con el mundo.

Nunca he hecho proselitismo (y sigo sin hacerlo) dándole una charla a la gente para que se hagan vegetarianos o coman menos carne (lo que no quita que le recuerde a mis padres continuamente de dónde viene el paté que consumen), pero últimamente empiezo a sentir ganas.

Lo de "la verdad os hará libres" me está machacando las entrañas: ¿libres para qué? ¿Para decidir si cambiamos o no? ¿No tenemos una responsabilidad para con nosotros mismos cuando sabemos que algo está mal - o, al menos, no está bien- y seguimos haciéndolo?

Se ve que no.

El valor de actuar según nos dicta el sentido común es algo que me cuesta encontrar en la gente: se echan las manos a la cabeza porque en China la gente come perros mientras degustan un filetón de cría de vaca. ¿Por qué es menos valiosa esa vida? ¿Por qué ese animal tiene menos derecho a vivir y más deber de sufrir que el perro? ¿Por qué no se puede establecer una conexión entre el sufrimiento de los dos animales y extrapolarlo al menú de cada día y dejar de comer carne?

Ah, es que con el perro podemos tener una especie de relación de amistad que con una ternera no. Para ser francos, nunca he tenido la oportunidad de convivir con una ternera, pero sí con una gata. La quiero muchísimo, pero está como una cabra. No es precisamente el prototipo de "mascota", porque tengo la sensación de que es medio autista. Pero, ¿y qué? ¿Porque no sepa transmitir el cariño de la manera que se espera, la tengo que querer menos? ¿Un padre quiere menos a un hijo que tenga una enfermedad, o que no se comporte como él quiere? Lo dudo. Pues esto es igual: yo no necesito tener una relación de interacción con un pollo, vaca, buey, atún o cualquier animal susceptible de ser comido para que me dé lástima. Para mí no es correcto, así que no lo hago.

Además de la empatía que se tiene hacia determinados animales (por cierto, hace poco me enteré que en Perú se comen los conejillos de Indias), tampoco termino de entender los argumentos que esgrimen las personas que, misteriosamente, se sienten atacadas cuando saben que uno es vegetariano. A mí, cuando me presentan a alguien y sé que es omnívoro, no le digo con mirada compasiva y reprobadora: "No sabes lo que le estás haciendo a tu cuerpo y al planeta...". Simplemente mantengo una conversación marcada por el momento. Eso sí, la gente se siente muy libre de soltar las tres frases típicas:

1. "No sabes lo que te pierdes". Bueno, creo que sí. Me hice vegetariana a los 19. Hasta entonces comía rosada, boquerones, atún, pollo y jamón (probé las gambas y otro tipo de carne y pescado, pero no era lo mío). Es decir, sí sé lo que me pierdo y, si he decidido "perdérmelo" ha sido por una cuestión de principios: sé lo que implica que me coma un filete de pollo. Pero, ¿tú sabes lo que te pierdes no siendo vegetariano? Seguro que no se lo plantean. Y yo, porque no me gusta la confrontación, me callo y sonrío.

2. "Hay que comer de todo". ¿De verdad? Tenía una amiga que no comía verduras y era omnívora. ¿Comía de todo? Pues no. ¿Sigue viva? Pues sí. No hay que comer "de todo" para llevar una dieta saludable y tener una vida larga y sin demasiadas complicaciones. Ejemplos, los que queráis. Mi abuela, QEPD, comía de todo. Falleció con 74 años. La abuela de mi esposo es vegetariana de nacimiento y tiene 84 años (al igual que mi otra abuela, que come de todo). El fundador de la Vegan Society murió a los 95 (se hizo vegetariano a los 12). Así que no. No hay que comer de todo: hay que comer bien. E, independientemente de eso, nos moriremos cuando nos tengamos que morir (en qué condiciones, eso ya es otra historia).

3. "Yo nunca podría...Me encanta la carne/el pescado/blablabla...". No puedes porque no quieres. Porque los rasgos hedonistas te impiden ver más allá de lo que está bien y lo que está mal. Lo mismo pasa con los fumadores, o con aquella señora británica que prefiere hacerse liposucciones (lleva gastados unos 18.000€) en vez de hacer dieta para perder peso. ¿Y los psicópatas? "Uf, nunca podría dejar de asesinar. Me encanta el olor que desprenden mis víctimas mientras las asesino" (vale, sí, demasiado extremo). Vamos, hombre.
El problema es que, aunque saben que no es del todo correcto, hay un margen: se nos está permitido comer animales en la sociedad en la que vivimos, así que "no puede ser tan malo".

Y eso me lleva a la tendencia humanista que tiene mucha gente de pensar que, como podemos cambiar el entorno, tenemos derecho a hacer lo que nos plazca con todos los animales. ¿Por qué? ¿Qué pasaría si desaparecieran los animales de la Tierra? Que nos extinguiríamos. Continuamente me pasa por la mente el "No muerdas la mano que te da de comer". Pero da igual, seguimos adelante, gastando recursos no renovables, masacrando, talando, contaminando, diezmando el fondo marino...Total, no vamos a estar vivos cuando esto se venga abajo, ¿verdad?  

Cuando veo todo el daño que se le hace a los demás seres (humanos o no) por sadismo, porque puede parecer que es correcto o que no es tan malo...Lo único que deseo es que haya algo parecido a la justicia divina o a la ley del karma y que todo el mundo que es consciente del mal que hace, pague por ello.
Me parece que es injustificable conocer la realidad y volver la cara hacia otro lado.

He dicho.

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