Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

domingo, octubre 30, 2011

Querido mundo.

Los asuntos mensuales y el cambio de hora provocan que me despierte (¡y me levante!) un domingo a las 6 y pico de la mañana (aunque ya sean casi las 7).

Muchas, muchísimas cosas en las que pensar y a mí se me ocurre solamente darle vueltas al desconocimiento de la gente sobre lo que nos rodea.

Entiendo que, hasta hace bien poco, Internet era un instrumento más de conocimiento (¡ay! ¡las veces que tuve que ir a la biblioteca a hacer trabajos con las enciclopedias!), pero ahora se ha convertido prácticamente en el número 1.

Aún así (y poniendo en duda la fiabilidad de muchas de las fuentes), la mayoría de la gente no se pregunta el porqué de las cosas; no tiene el más mínimo interés en conocer el origen de lo que nos rodea. Hemos caído en un culto a los placeres físicos a nivel borreguil que no conoce límites. Ojo, que me parece estupendo practicar deporte o tumbarse a la bartola después de un duro día pero, ¿acaso no somos humanos? ¿No deberíamos cultivar nuestro intelecto?

Y claro, surge la pregunta obvia: ¿Para qué? Pues "mireusté", no lo sé. Hoy no hacen falta estudios para forrarse, ni una gran inteligencia (¿Belén Esteban? ¿Gran Hermano?), ni siquiera para ser artista (¿Ramoncín? ¿Julio José Iglesias?). No hace falta esforzarse para nada. Ni demostrar que uno es buena persona. Entonces, ¿para qué vamos a leer, informarnos, cultivar virtudes? Para nada, pensará el grueso de la población.

[Hago un paréntesis para comentar que me he trasladado a la terraza para disfrutar del amanecer. El día que entro a las 8 conduzco yo y no puedo saborearlo :P]

Sí, no es práctico a nivel "socioborreguil", qué le vamos a hacer. Hemos caído en la costumbre de hacer o dejar de hacer las cosas según el beneficio o rendimiento que podemos obtener y, claro, así no hacemos nada. Me incluyo en el lote porque yo también tengo parte de culpa. He ido dejando cosas atrás porque no iba a conseguir nada de ellas.

No tengo un plan maestro par dejar de ser menos borrega, pero al menos la intención está ahí.

En fin, voy a disfrutar del amanecer, de la gata gorda y a hacer planes de domingo.

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