Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

domingo, abril 26, 2009

Una de lenguas (o idiomas, qué mas da)


Los datos de la UNESCO son alarmantes:

"cada dos semanas desaparece una lengua.

A mediados de siglo, en algunos lugares no quedará ninguna de esas lenguas de (muy) pocos hablantes, que suelen ser, además, los habitantes más antiguos de la región: es difícil que en 2050 quede alguna lengua aborigen en Australia, que ocuparon la isla-continente hace decenas de miles de años; o que sobrevivan más de una decena de las doscientas actuales de los EEUU o Canadá; o que se hable aún alguno de los pequeños idiomas de Siberia, que llevan allí muchos milenios.
En África la situación es algo distinta, porque la desaparición de pequeñas lenguas se deberá más al empuje de unas pocas grandes lenguas africanas (swahili, hausa, yoruba, zulu) que a las europeas, pero esa expansión es también a costa de las lenguas más antiguas, “aborígenes” de cada lugar. El siglo XXII empezará, si las cosas no cambian, con solo un tercio, o seguramente menos aún, de las lenguas habladas hoy día".

Estoy realizando, junto con una amiga, una exposición sobre las "Lenguas del mundo", tema que me apasiona - para qué negarlo- y sobre el que me encanta investigar. La UNESCO califica a las lenguas como "patrimonio cultural inmaterial".

Sólo quería comentar aquí la importancia de preservar las lenguas minoritarias y de evitar que se pierdan o de favorecer su recuperación. Las distintas lenguas van unidas indisolublemente a la identidad de un pueblo y si éste pierde su lengua, pierde parte de su identidad.
Por supuesto y, como siempre digo, no vale hacer de los idiomas un arma política: se puede convivir en una sociedad con diferentes idiomas y sentirte libre de utilizar tu lengua materna sin necesidad de que le digas a otro que la suya no es válida, o que te lo digan a ti.

No me voy a extender mucho hoy, porque sólo quería mostraros un poema de Alitet Nemtushkin, un poeta de la minoría evenki, en Rusia (ojo al dato, que en la web española de la UNESCO pone China O_O), que resume así los sentimientos y temores de los que hablan lenguas en peligro de extinción:


Si olvido mi lengua materna
y los cantos que entona mi pueblo,
de qué me sirven mis ojos y oídos,
para qué quiero mi boca.


Si olvido el olor de mi tierra

y no la sirvo como debo,
para qué quiero mis manos,
qué hago yo en este mundo.

Cómo podré admitir la insensata idea
de que mi lengua es pobre y endeble,
cuando las últimas palabras de mi madre
fueron musitadas en evenki.

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