Corren las noticias por la red y los periódicos online: afortunadamente se ha cerrado Greenhill.
Desgraciadamente, todos los perros que había están a disposición de las autoridades y aún no se pueden adoptar...
Lo peor de todo, es que han encontrado los cuerpos de 100 beagles en un congelador: o estaban enfermos o no se podían usar para su "comercialización".
Ojalá los lugares como Greenhill se conviertan en un mal recuerdo y no tengamos que lamentar la creación (y sí celebrar el cierre) de más lugares como este.
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