Ya vamos alcanzando el final de un curso escolar que ha sido, sin duda, el más raro de todos hasta ahora.
Pero no voy a daros ahora el tostón con esto.
Si no recuerdo mal, ya he tenido este pensamiento y esta sensación antes, y creo haberla recogido en algún post no muy lejano. Sin embargo, vuelvoa lo mismo otra vez: la importancia de ser vegetariano.
Aún tengo por ahí mi diario, en el que una vez escribí a modo de lamento adolescente, todas las cosas que quería hacer y nunca tendría el valor de llevarlas a cabo. Ser vegetariana era una de ellas. Eso fue con 15 años y, cuatro años después. di uno de los pasos más importantes de mi vida.
Esta decisión me ha condicionado más de lo que al principio podía haber imaginado: desde parecerme inconcebible el compartir mi vida con una persona no vegetariana, a renunciar (poniendo otras excusas) a salir alguna que otra vez porque paso de comerme una ensalada pelada y mondada, pasando por el descubrimiento de nuevos ingredientes y de la cocina internacional (algo incompatible con mi existencia hace 10 años, de verdad) y la creación de mi colección de libros de cocina vegetariana y vegana. Cositas aparentemente insignificantes que te definen, y a las que llegas por ser como eres.
Pensaba el otro día en que nunca me ha gustado "evangelizar" al personal con mis ideas: creo que no hay nada más contraproducente que intentar convencer a una persona para que se haga vegetariano. De hecho, aunque ni siquiera hagas amago de tocar la fibra sensible, la mayoría se pone a la defensiva a la primera de cambio - sin venir a cuento, en serio- y empiezan a hablarte de que las lechugas también tienen sentimientos. Automáticamente me acuerdo de D. Miguel Polo (batallitas time), mi profe de lengua durante 6º, 7º y 8º (ah, aquellos años en los que llamábamos de "Don" a los profesores) y una de sus frases favoritas: "Excusatio non petita, accusatio manifesta". Para el caso, esto vendría a traducirse como: "En el fondo me siento mal porque tú eres vegetariano y yo no, así que intento hundir tus razones y que quedes por debajo" (en realidad el significado aproximado es: "disculpa que no se pide, manifiesta acusación", algo así como "el que se disculpa sin que se lo pidan, demuestra que ha cometido la falta").
Así que, salvo que no quede más remedio, no voy diciendo por ahí que soy vegetariana (la gente que no me conocía de años anteriores en el cole, se enteró en la comida de Navidad).
Y, sin entrar en la cantidad innumerables de motivos por los que la gente se hace vegetariana, es más sencillo desvelar el que tiene la gente que no lo es:
No les da la gana.
No valen las excusas de que hay que comer de todo (porque ya sabemos que no es así), o de que habría una superpoblación de vacas lecheras (que tampoco es así). Como ya dije una vez, la gente come carne y pescado porque le gusta. Punto. No hay más misterio. Aunque no todo el mundo lo piensa, la mayoría sabemos de dónde vienen los nuggets de pollo y el filete de ternera, pero damos por hecho que, por ser humanos, tenemos derecho sobre los demás animales y podemos comérnoslos o utilizarlos a nuestro antojo (cosa que, dicho sea de paso, también hacemos con el resto de humanos).
Aún a riesgo de repetirme con el contenido del post, y utilizando un ejemplo extremo, se come carne y pescado porque es lo normal, porque está aceptado por la sociedad en la que hemos crecido. Lo mismo ocurría con la pederastia en la Antigua Grecia: estaba aceptada y era practicada por unos y rechazada por otros. Al no estar castigada ni mal vista (dependiendo del grado que se alcanzara y de unos convencionalismos sociales, según he leído), no pasaba nada. Aquí viene a ocurrir lo mismo: el comer carne y pescado es normal, y hay gente que lo hace y gente que no, dependiendo de los valores de cada uno. Como ya digo, es un ejemplo extremo, pero también me lleva a pensar que las sociedades cambian y algo que hoy está bien visto o aceptado, como comer animales, puede que dentro de 200 años no se haga.
Lo que me lleva directamente a las noticias que he leído en los últimos años acerca de la pesca: que si para 2020 no va a haber peces en el mar, que los caladeros están cada vez en peor situación,...Pese a esto y a los gestos de los grupos ecologistas, la gente sigue consumiendo como si nada (creo que no han leído las mismas noticias que yo), y se sigue celebrando el "Día del pescaíto" en numerosas localidades costeras, obsequiando a los visitantes con quintales de pescado frito. Me imagino que todo forma parte del "autolavado" de cerebro que nos hacemos, con frases del tipo: "Quién sabe dónde estaremos en el 2020", "de aquí a entonces habrá una solución" o "es imposible que pase: siempre ha habido peces", que no son nada más que una estrategia de niño pequeño malcriado, que piensa que todo va a salir como él quiere y que nadie le va a quitar su juguete ni su trono desde el que dominar al resto de criaturas.
Como siempre, la gilipollez humana es ilimitada e inconmensurable.
De todas maneras, ¿qué se puede esperar del ser humano, que se preocupa más por el fútbol que por la crisis que azota el país, y que permite que nos bajen el sueldo a los funcionarios para pagar a personas que están cobrando el paro y trabajando en negro cobrando más que yo, mientras esos parásitos que viven del pueblo y gracias al pueblo (los políticos, no las garrapatas) tienen varios sueldos, empresas, dietas, viajes, casas por doquier, y nos roban con la excusa de que hay que sacar el país adelante?
Proud to be a Spaniard (orgullosa de ser española). De verdad.
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