Un total de 126 ballenas han muerto asfixiadas tras quedar varadas durante el fin de semana en las costas de Nueva Zelanda pese a los esfuerzos por sacarles mar adentro, según informan las autoridades.
Ciento cinco ballenas de aleta larga murieron el sábado al oeste de la Isla Sur, y el domingo fallecieron otras 21 ballenas piloto al este de la Isla Norte, según Hans Stoffregen, portavoz del Departamento de Medio Ambiente neozelandés. Stoffregen ha explicado que dado que no podían salvar a dos tercios de los cetáceos, decidieron sacrificarlos para no prolongar su agonía.
Otra ballena ha aparecido muerta esta mañana en una playa de la Isla Norte, y las autoridades temen que más mamíferos puedan haber quedado varadas en otras costas del país, donde no es la primera vez que suceden estos casos. El domingo, turistas y voluntarios lograron echar mar adentro a 42 cetáceos de un grupo de 61 en la playa de Coromandel en la Isla Norte.
Los científicos desconocen la razón por la que algunas especies de ballenas acaban sus días en las playas y barajan la posibilidad de que acudan atraídas por los sonares de grandes buques o que sigan a un líder enfermo y desorientado. Cientos de mamíferos han perdido así la vida en este año en Australia y Nueva Zelanda.
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