Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

martes, junio 20, 2006

La vida después de Marta

Este post estaba previsto, al igual que el año pasado, para el 18 de junio...

Desde hace tiempo he querido escribir algo con este título.
Sin embargo, he pensado que sería interminable contar todo lo que he vivido desde que te perdí (desde que te perdimos), hace tres años y medio.
¡Qué de cosas tengo que contarte, qué de experiencias he vivido, a cuántos sitios te he llevado conmigo desde entonces sin que nadie lo sepa!

"Gracias" a tu ausencia he aprendido...
a vivir el día a día,
a no renunciar a lo que anhelo,
a dar la cara siempre y cuando la ocasión lo ha requerido,
a decir las cosas con menos miedo que antes,

a asumir riesgos,
a valorar lo que tengo,
a despedirme,
a reecontrar y a reencontrarme,
a no llorar cuando no merece la pena,
a reír siempre que puedo,
a encontrar el lado positivo a la vida,
incluso cuando no lo tiene,
a hablar con quienes me quieren y a no escuchar a los que no lo hacen,
a seguir siendo yo misma a pesar de todo...

Lo que más me duele de todo es pensar que, tal vez, si estuvieras aquí, no habría aprendido ni la mitad de lo que lo he hecho. Aún así, si tuviera poder sobre el tiempo y pudiera cambiar el pasado, lo haría: para aprender siempre hay tiempo. Para recuperar a alguien perdido no. Porque todo tiene solución menos la muerte.

Feliz cuarto de siglo. Tú, que buscabas el elixir de la eterna juventud y, sin quererlo, lo conseguiste.

Y hoy pido tener la posibilidad de despedirme a tiempo de las personas a las que quiero, de aquellos que me importan, y que cuando me recuerden, lo hagan con una sonrisa en los labios.

2 comentarios:

o s a k a dijo...

me quedo con todo,
muy especialmente con tu deseo final, que hago mío también.

Añadiría algo más, pero pensarías que quiero hacer proselitismo, y cosas así. Me lo guardo, ya habrá ocasión...
Ig.

Domingo dijo...

Siempre que escucho la canción de Merche me acuerdo de ti, de vosotras.

Ya lo decía Séneca: "El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores."; desgraciadamente la muerte también.

Un saludo, Domingo.