Cuando se haya talado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, entonces comprenderás que el dinero no se come.

viernes, febrero 17, 2006

E.

E. cumple 12 este año.
Aún está aprendiéndose las tablas de multiplicar porque en su naturaleza no está el esforzarse demasiado.
Le gustan las telenovelas, el reggaeton y los cotilleos.
Suele hablar haciendo aspavientos con las manos, y grita como ninguna para llamar a alguien o, simplemente, para llamar la atención.
Al portaminas le llama "cortaminas" y no importa que se lo digas cien veces, porque en cuanto lo pronuncia, la "c" se escapa de su boca para unirse con la "o".
E. vive con su madre y su hermana, que tiene 5 años más y está embarazada de tres meses.
E. me contó el otro día que a su "papa" lo iban a meter preso. "Drogas"- pensé yo. No quise preguntar ni me atrevía, pero E. tenía ganas de hablar y me contó que su "papa" iba conduciendo borracho y tuvieron un accidente su mujer (la madrastra) y su cuñada embarazada (ésta perdió el bebé). Pensé que era grave, pero quizás no tanto como para encarcelarlo. "También le abrió la cabeza a un moro"- me dijo. Eso ya me pareció lo suficientemente grave. "Mi papa es que es así. Como alguien le diga algo, salta. Le abrió la cabeza al moro y lo mató. Qué guay, seño".
E. es un encanto conmigo. Como maestra no me hace mucho caso, pero me abraza con fuerza cada vez que me ve, me presta DVD's y me da la dirección de una tienda del barrio donde se compró una camiseta que le dije que me gustaba.
Quizás nunca le diga nada, pero espero que E. no se quede embarazada con 17 años, ni que su marido vaya a la cárcel por abrirle la cabeza a nadie. Ojalá estuviera en mis manos hacer que su futuro sea más prometedor que el que le aguarda.

1 comentario:

Siltha dijo...

... :(